El sondeo que INJUV nos presenta trastoca el sentido común; porque cuando pensamos en jóvenes y seguridad pública, solemos asumir que existe un juego de suma cero. Predomina en nuestro imaginario la figura del joven victimario, el joven violento, el joven que contribuye a la inseguridad, el joven que corre riesgos, el joven que rechaza las normas y figuras de autoridad.
Sin embargo, como suele afirmarse, “dato mata relato”. Un quinto de los jóvenes encuestados ha sido víctima de un delito en el último año. Más de la mitad de quienes han vivido esta situación la denunció a las autoridades pertinentes, dando cuenta de un nivel relevante de confianza en las instituciones. Cuatro de cada diez jóvenes creen que aumentar la presencia policial en las calles es una medida eficaz para aumentar la seguridad. Casi
la mitad de ellos (especialmente, ellas) se sienten inseguros o muy inseguros en el transporte público.
Lamentablemente, los mismos estereotipos podrían llevarnos a asumir que la reinserción y la juventud son también conceptos que suman cero. Que
hablar de “reinserción juvenil” es una contradicción.
A pesar de eso, nuevamente los datos muestran otra cosa. A nivel mundial, la evidencia indica que 85% de quienes cometen delitos durante la adolescencia, no volverán a hacerlo pasados los 28 años. Esto se explica por elementos propios del curso de vida (la transición al rol adulto) y el desarrollo neurológico, que se manifiesta por ejemplo, en la reducción de la impulsividad.
No obstante, para considerar que un joven se ha reintegrado a la sociedad, no basta con que deje de delinquir. Según uno de los enfoques (disistimiento), que guía el nuevo Servicio de Reinserción Social Juvenil, la reinserción completa implica no sólo dejar atrás el delito, sino también
encontrar una nueva identidad y pertenencia en un entorno que ofrezca oportunidades. La falta de confianza en que esto pueda suceder es evidente,
ya que el 26% de los encuestados cree que es poco probable que alguien que cometió un delito en su juventud se reintegre con éxito. Por lo tanto, el
desafío más grande que enfrentamos no como Servicio, sino como sociedad, es crear oportunidades reales para facilitar y generar procesos de reinserción efectiva.
Rocío Faúndez García
Directora Nacional
Servicio de Reinserción Social Juvenil
Opinión Publicada en Revista Injuv